martes, 23 de junio de 2015

La última flor



Tengo la última flor que regalaste,
un pedazo de resplandor del alma.
Y a medida que las hojas caen,
dejando ver la grieta de ser,
nos arrebatamos entristecidos por las palabras,
esas que resuenan como gritos de alarma.

Del tiempo, las respuestas agrias

como un viento que cruje,
agujas tibias de un sol constante,
que aún constante se desvanece,
y nos encuentra de noche agitados buscando renacer.

Arrepentidos,

clavamos la lanza infame en la espalda y rugimos.
Convencidos
de haber encontrado la sal de la verdad hambrienta,
Desamparados
por el brillo que parece cruzarnos pero nos atraviesa.

Del llanto nacen raíces dulces,

dormirán bajo los pies las llamas desprendidas
y un canto revivirá las rodillas aletargadas,
revivirá la última flor que me regalaste...


Fuerza natural



La Fuerza está preparada y salta. 
Mientras cae en espiral busca en sus sentidos, 
que empiezan a cambiar de esperanzas.
Está suelta, aunque no segura,
las piezas se desarmaron y surgió una melodía.
Deja caer a los recuerdos como pétalos de rosa,
traídos de un viento lejano.
La Fuerza que habita un cuerpo frágil,
está viajando entre las nubes del amanecer.
Arranca suave las hojas de las copas
y las guarda junto al pecho encendido.
La Fuerza se hizo canto por la voz que temblaba
y se hizo agua por el río seco.
Está brillando por los ojos tristes y
sin los pies, está bailando un sinfín de canciones.
La Fuerza cae acostada en el ancho verde
y se levanta perpleja de estar viva.
La Fuerza abre las alas otra vez ...

¿A dónde pertenezco?

Germinar a través de la espuma, entre cenizas del mar.
La muerte de la sal, buscás donde no hay.
¿Qué esperás encontrar bajo la piel estropeada?
Palabras que recaen deplorables. Armas de placer sangrantes.
Todos amenazan arrastrarte al vacío, ¿Qué existencia podría ser amena?
No sé a donde pertenezco.

Radiante


Allá van, mira... 
las nubes pasan y no vuelven. 
Veo a tu ventana pero no estás ahí,
sentada en una flor, resplandeciente. 

Puede que hayas querido volar, 
los pétalos que están cayendo
me lo susurran en este instante,
en este instante.


Allá vas, ahí te vi.
Estás cerca del sol y me miras. 
Amante estás, radiante. 
Te veo en un parpadear, reflejada en la luna. 

Puede que hayas querido volar,
los pétalos que están cayendo
me lo susurran en este instante, 
es por siempre.